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miércoles, 9 de mayo de 2018

La instrucción de tiro en la seguridad privada

Winston Churchill afirmaba que “las actitudes son más importantes que las aptitudes”.

Una de las mayores satisfacciones que me ha dado mi vida militar es haber podido disfrutar de excelentes oportunidades para la ejercitación del tiro, una de mis grandes aficiones, que además también practico en sus modalidades deportivas civiles. La cosa más importante que he aprendido en tantos años de instrucción y entrenamiento, es que nunca se sabe lo suficiente.

Durante  años he sido responsable de la instrucción de tiro militar en las unidades en las que fui destinado. Una tarea en la que me he esforzado siempre por lograr la máxima eficiencia para obtener los mejores resultados de mis pupilos empleando los cada vez más menguantes recursos para la instrucción de tiro, entiéndase escasez endémica de munición.

Tantos años, y cientos de ejercicios de tiro dirigidos, me han dado una cierta experiencia a la hora de determinar las causas de los errores típicos de tiro, así como de la mejor manera de instruir técnicamente a los tiradores para que lleguen a las prácticas con la suficiente base de conocimientos como para poder garantizar un buen rendimiento que permitirá una pronta corrección de los errores comunes, especialmente en el empleo de armas cortas, y un rápido progreso hacia técnicas más complejas.

Hace unos años me decidí a sacar la habilitación como instructor de tiro de seguridad privada, en el proceso esperaba aprender nuevos conocimientos que aplicar a mi propia instrucción de tiro. Sin embargo lo cierto es que mas allá de legislación y recordar algunos conceptos muy rudimentarios de las técnicas de tiro, poco mas pude sacar de provecho de la fase teórica, que escasamente requiere más de 10 días para su preparación. 

Antes de asistir al examen práctico, pedí permiso para poder observar  una de las prácticas de tiro de seguridad privada en el campo federativo. Sinceramente, fue bastante frustrante la experiencia. A mas de cierto descontrol y relajación de las normas, todo con el fin de agilizar la sesión y sin amenazar en absoluto la seguridad, lo que me llamó la atención fue que los “instructores” simplemente se dedicaban a anotar los impactos obtenidos por los vigilantes y escoltas sin tomarse el mas mínimo esfuerzo en explicar las causas de los errores observados en las agrupaciones de tiro.

Durante la realización de la prueba práctica de la habilitacion, dado el retraso en la prueba tuve oportunidad de departir con el resto de candidatos, dándome cuenta entonces de la razón de la baja capacitación general que observé en los ejercicios de tiro de los vigilantes de seguridad.

Uno de los candidatos, que logró además su habilitación, apenas sabía disparar lo justo que se le había enseñado en un fugaz cursillo de tiro impartido en una academia de seguridad semanas antes. Ver su agrupación dispersa o mejor dicho esparcida por toda la silueta daba buena cuenta de sus carencias, más allá del mero conocimiento teórico que debe suponersele, habiendo aprobado el examen tipo test. Salvo un Guardia Civil, con amplia experiencia en tiro, el resto apenas tenían algo más de conocimiento del que dan las tiradas semestrales de calificación. Todos ellos hoy son instructores de tiro habilitados y por tanto se consideran o se les considera capacitados para la formación en técnicas de tiro.

La conclusión que pude sacar de esta experiencia es que la habilitación de instructor de tiro de seguridad privada debería llamarse más bien habilitación de jefe de línea de tiro de seguridad privada, ya que en realidad dicha habilitación en nada asegura que el poseedor disponga de los conocimientos y experiencia necesaria para impartir verdadera instrucción de tiro, al menos tal y como yo la entiendo en base a mi experiencia.

No me cabe la menor duda de que existen grandes profesionales de la instrucción de tiro en la seguridad privada, incluso conozco alguno, el cual por cierto no ejerce dado que es un mundo muy cerrado donde solo una minoría de “adecuados” a los ojos de las empresas de seguridad ejerce esa función. Pero hay que considerar dos cosas a la hora de valorar la verdadera aptitud para la instrucción de tiro.

La primera es que para poder instruir, hay que tener una gran experiencia previa y una práctica frecuente de la actividad.

La segunda y aun mas importante, es que no basta con tener experiencia suficiente, hace falta además ciertas habilidades pedagógicas y un buen plan de instrucción. Saber no garantiza saber enseñar.

Esto último es especialmente importante porque la instrucción de tiro es algo más que ir a la galería de tiro a “pegar unos tiros”. Es todo un proceso con forma triangular, cuya base o cimientos son unos buenos conocimientos teóricos sobre los fundamentos del tiro, que deben ser luego aplicados en sesiones de instrucción técnica de tiro, el “odioso” tiro en seco. Es recomendable también, siempre que se pueda, la práctica del tiro con aire comprimido, y de ser posible el uso de entrenadores técnicos de tiro, como el SCATT. Solo cuando el alumno está suficientemente capacitado y ha interiorizado todos los conceptos básicos que fundamentan la práctica del tiro, se le debe enfrentar ante la diana con munición real.

Hay que tener un programa claro y preciso de tiro, que permita al alumno  avanzar progresivamente en su capacitación a la vez que se mantienen las habilidades previamente obtenidas.

Es fundamental corregir los vicios y defectos del tiro, antes de intentar avanzar en el aprendizaje. Hay que dedicar cuanto tiempo sea necesario a esta tarea. No hay que ser conformista a este respecto. Y por supuesto hay que desterrar las típicas excusas autocomplacientes de esto no es lo mío, tengo un mal día, la luz no es la adecuada, o esta pistola es una mierda.

Mi experiencia me indica que los principales defectos en los que suele incidir la mayoría de los neófitos, y muchos de los que han sido mal instruidos son:

El famoso gatillazo, o forzar el disparo con el consiguiente cabeceo del arma al disparar, dando como resultado disparos muy bajos. Este problema es el primero que debe resolverse. Inicialmente en la instrucción técnica de tiro en seco, repitiendo la operación de disparo hasta que se convenza que no se mueve el arma al disparar, pero aun así el neófito al enfrentarse al tiro real muchas veces es incapaz de reproducir correctamente el proceso de disparo debido a la tensión generada. Lo peor es que el disparo real impide ver el movimiento del cañón propio de la acción incorrecta. Es por ello que se debe alternar de forma aleatoria en las primeras series de disparos munición real con casquillos ya disparados, que al efectuar la acción sobre el gatillo permitan observar la correcta realización de la acción.

Ausencia de, o mala alineación de los puntos de mira. Es otro problema que suele surgir a pesar de todo lo que se insista en la instrucción técnica de tiro. El tirador nobel, o no tanto, se obsesiona con hacer encajar permanentemente el punto de mira en el exacto 10 del blanco desentendiéndose de la alineación con el alza, con las evidentes catastróficas consecuencias de dispersión o desparrame, muchas veces más allá de lo observable en el blanco. Accesoriamente hay otro error muy típico que es la mala alineación en altura del punto de mira con el alza, que produce disparos relativamente agrupados, pero altos o bajos.

Estos errores una vez detectados se pueden corregir enfrentando al tirador a un blanco vuelto, es decir sin referencia alguna para apuntar, obligándole simplemente a tirar dentro del blanco, y centrarse solamente en apuntar correctamente y disparar sin pensar en nada más. Este método también es útil para corregir simultáneamente los problemas de gatillazo ya que el tirador se siente menos presionado con el momento preciso de accionar el disparador.

Errores en el empuñamiento. Son diversos, pero los más comunes son el incorrecto agarre del arma, apretar demasiado, no tener bien alineada el arma con la mano y mi favorito, relajar la presión sobre la empuñadura en el momento de realizar el disparo. Estos errores evidentemente tienen también su traducción en la agrupación o falta de ella dentro de la diana. Es importante por tanto observar bien al tirador durante el proceso de disparo para detectarlos.

Mala posición del dedo en el gatillo o arrastre al efectuar el disparo. Otro error muy común que debería ser eliminado en la fase previa de instrucción técnica de tiro, pero que suele resurgir al iniciar el tiro con fuego real. Normalmente este tipo de errores suelen ser aleatorios y se muestran como disparos alejados de la agrupación a izquierda o derecha. Para detectarlos bien es conveniente que el tirador saque el dedo del gatillo cada vez que efectúa un disparo, y desencare. De esta forma se le obliga a volver a situar correctamente el dedo en el gatillo a cada nuevo disparo.

Intentar compensar la relevación. Otro error muy común y que enraiza con el del gatillazo. Suele darse en aquellos casos en los aun no se ha perdido el miedo al arma. Se tiende a apretar con mucha fuerza y tirar hacia abajo del arma para intentar controlar la relevación del arma. Da lugar a disparos absurdamente bajos.

Fallos en el proceso respiratorio. Da como consecuencia disparos bien centrados pero desagrupados en altura. Es otro error que por mucho que se insista en la instrucción técnica de tiro vuelve a resurgir y es muy difícil de evitar, ya que es consecuencia de la falta de costumbre. Solo una frecuente práctica del tiro acaba con este vicio, siempre que sea descubierto y evidenciado.

Hay otros muchos errores, que pueden y deben ser detectados en la fase de tiro inicial, pero evidentemente haría falta hacer todo un manual de tiro para describirlos y ver su solución.

En mi opinión, el 90% de los errores de tiro básicos podrían corregirse previamente mediante una fase previa de tiro con aire comprimido o sesiones de tiro técnico con entrenador SCATT, pero desgraciadamente estas herramientas raramente han estado a mi alcance para la instrucción.

A partir de aquí, una vez evitados estos vicios, en el tiro de precisión, es cuando se puede ir avanzando en el tiro de combate o instintivo, lo cual requiere nuevamente muchísima instrucción técnica de tiro en seco, frecuente practica de tiro en galería, y por supuesto gasto, o inversión, en munición.

En mi opinión, una persona jamás debería poder portar un arma en público sin realizar al menos una práctica mensual de tiro de al menos 50 disparos, que son 15 euros en munición a precios de mercado minorista. Es evidente que con estas premisas, la inmensa mayoría del personal de seguridad público y privado debería llevar un plátano en lugar de pistola o revolver en la funda de su arma.

El hecho cierto, que denota las carencias de la instrucción de tiro o mejor dicho el desinterés por su corrección desde la Administración Pública, es que realmente no hay una conciencia de la necesidad de la misma, dando por hecho que rara vez se va a producir un enfrentamiento armado. Una vez más estamos ante el típico proceso de asunción del riesgo ante la falta de responsabilidades penales o administrativas por las consecuencias del hecho.

Un vigilante o policía mal entrenado, no solo puede poner en peligro su vida, sino la de los demás, sea por el hecho de alcanzar a un inocente, o porque de su incapacidad de anular la amenaza  provoque el contrario. Eso en el contexto de las nuevas amenazas que supone el terrorismo islámico, con individuos a veces fogueados en conflictos reales, dispuestos a todo, incluido la inmolación, puede llevarnos un día a situaciones dramáticas.

 “Las actitudes son más importantes que las aptitudes”. El aprendizaje y perfeccionamiento de las habilidades de tiro requieren una adecuada actitud fundada en la perseverancia, la constancia y el entrenamiento para obtener la necesaria aptitud para portar un arma de fuego y lo que es más importante estar en condiciones de usarla de requerirlo las circunstancias

Una disciplina es una senda de desarrollo para adquirir ciertas aptitudes o competencia

Jose Federico Villamil Calva
fedevillamil@fortiumsc.eu
Coordinador del blog
Coordinador de la División Fortium ITS


4 comentarios:

  1. Excelente artículo. Tienes toda la razón en lo que respecta a la escasez de prácticas de tiro.

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  2. Aquí entramos en el problema de toda la vida en las empresas, gastos en formación 0€.
    Porque ?
    1- Precios ajustados en los contratos y no hay dinero de ganancias.
    2- Esto es España, aquí nunca pasa nada.
    3- Unos ejercicios fuera de lugar para la época que vivimos,
    4- Como siempre ocurre, quien dicta las leyes no tiene ni idea de la realidad.

    Pero esto no es solo es seguridad privada, cuántos policías y guardias civiles no realizan ejercicios de tiro, ya sea por qué no quieren o porque no hay dinero,p.

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  3. Efectivamente el nivel de la seguridad privada, respecto a las armas es muy bajo.Como decia un compañero en el ejercicio de tiro semestral,"con pasar la prueba me vale".

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  4. Es mejor pensar que el nivel de los Vigilantes de Seguridad "es muy alto"para la instruccion que recibe que es minima y 35 cartuchos anuales o 70 si realizas servicio con arma.

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