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“Toda idea nueva pasa inevitablemente por tres fases: primero es ridícula, después es peligrosa, y finalmente… ¡todos lo sabían!.      ...

sábado, 7 de abril de 2018

La fuerza de la cooperativa


Las ideas innovadoras, casi siempre parten de una sucesión de hechos vitales que son experimentados a lo largo de la vida de una mente inquieta. Es como una rebelión meditada, para superar las vicisitudes y alegrías, del periplo por el que atraviesa alguien en la vorágine por la lucha de su bienestar.


Bien entendido esto, hay que tener en cuenta que una sola mente no puede ocuparse de todo, para la realización correcta de cada detalle, y debe o tiene que contar con otra suerte de personalidades e ideas para poder complementar así, la ejecución de un plan cooperativo. 


Una vez llegada la hora de poner en marcha la idea, hay que tener en cuenta la necesidad de ajustar personalidades, aptitudes y actitudes de las personas que previamente se han seleccionado y conforman el cuerpo de la cooperativa. 


Para este ajuste hay que hilar muy fino, porque una vez elegidas las personas para un puesto o área geográfica en concreto, hay que trabajar la empatía y sobre todo la lealtad hacia el proyecto en común. 


No se debe olvidar que la idea novedosa que se lleva a cabo, se basa en una forma jurídica que previamente se ha adoptado y se llama Cooperativa. 


Esta misma palabra lleva intrínseca el principio de cooperación, de ayuda, de esfuerzo...., en fin, una sucesión de interacciones que culminan en la consecución de un proyecto laboral fiable y duradero. 

No se puede olvidar el sentido del cooperativismo para poder planificar una estructura sólida, que proyecte la fuerza conjunta que ofrece la unión de muy diferentes personas y profesionales. 

Este es el paso más difícil de conseguir, pero para nada inalcanzable. 

Si se es cooperativista y se actúa como tal, se debe saber que cada uno actúa como ente único y a la vez como integrante de una unión. 

Esa unión y sobre todo esa conjunción de factores, es la que puede hacer que un proyecto tenga éxito o no. 

En una relación laboral de este tipo, las personas que lo integran, se supone, son iguales entre si independientemente del cargo que ostenten. 

Evidentemente, tiene que haber unos órganos de dirección que controlen la situación. Pero siempre con el ánimo de empatía y humildad a tu igual, porque la causa es común. 

No valen caudillismos ni personalismos en una tarea de conjunto. Sobre todo, el amiguismo debe ser desterrado de una cooperativa con un código ético respetable. 

Una de las premisas de un cooperativista es la de apoyar y apoyarse en la estructura ante cualquier problema que surja, ayudando y siendo ayudado y así poder constatar que se forma parte de algo sólido. 

Nadie está por encima de nadie a la hora de prestar un servicio y demostrar su capacidad en el trabajo encomendado, debiéndose repartir equitativa y consensuadamente las responsabilidades, sin ningún tipo de imposición, porque se puede caer en la confusión a la hora de prejuzgar las capacidades de cada uno. 

En lo que concierne a una cooperativa, no caben castas, medallas preconcedidas ni títulos "Nobiliarios", el espíritu de igualdad debe prevalecer ante cualquier tentación. 

Lo que si cabe, son las acciones, que son las que califican a una persona en todos los ámbitos de su vida. 

Desde esta perspectiva habría que fomentar y enfocar la relación entre los cooperativistas, desde la igualdad, el respeto, la colaboración proactiva y el empeño común de llegar a las más altas cotas de satisfacción profesional y porque no, personal. 

Si una persona, dentro de un ámbito profesional, no piensa con miedo y es capaz de poder expresar su perspectiva sin necesidad de temer una posible represalia o simplemente no ser tomado en cuenta, esa persona estará aportando lo mejor de sí al sistema. 

El capital más importante que aporta una cooperativa es el humano, al que hay que cuidar como un bien que es. 

Se debe cuidar escrupulósamente la relación profesional de los integrantes como algo inequívocamente positivo y en lo que hay que emplear el tiempo y los medios necesarios. 

El ensamblaje entre los profesionales es un reto hoy en día, por eso hay que trabajar la honestidad, la verdad y sobre todo la lealtad profesional, que tiene un significado muy profundo , es el sustento de la credibilidad entre profesionales y el escaparate de la cooperativa ante el cliente y la sociedad. 

Teniendo en cuenta que los factores de unión y de principios de actuación del cooperativista están entendidos y asumidos en primera persona, no se puede olvidar que la cooperativa es un ente civil en todas sus actuaciones, aunque sean armadas, y que se pueden y deben utilizar todos los recursos que se tengan a mano de personal con experiencia en el ejercito y fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, como de todos los profesionales que puedan aportar sus conocimientos, pero nunca olvidando que lo que se va a realizar es una acción civil. 

Por lo cual, se debe actuar desde un enfoque totalmente integrador y a la vez contundente, dando de lado a ideologías corporativistas adquiridas que puedan surgir. 

La cooperativa es, en definitiva, la puesta en práctica de la lucha por avanzar y el sentido común. 



2 comentarios:

  1. Felicidades, no se podría definir mejor. Siempre defendí que lo más valioso de una empresa de Seguridad, del tipo que sea, es su capital humano.
    Me alegra profundamente encontrar personas vinculadas a este sector con las que me pueda sentir identificado.
    Un saludo

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  2. Eso es lo que se define como un artículo y no la cantidad de tesinas semi-doctorales que veo por aquí. De todas formas, así os va, haciendo de menos a los que de verdad sirven, mientras vosotros estáis ocupados en quien la tiene mas larga oyendo cantos de sirena.

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